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Los niveles elevados de CRP podrían servir como marcador cardiaco de riesgo para el 15-20% de la población

Juan José Badimón Maestro lleva años trabajando en el ataque a la enfermedad cardiovascular desde todos los flancos, a través de su trabajo en el Departamento de Investigación del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai de Nueva York. Un ataque global que se centra en 3 campos: predicción, prevención y actuación una vez se ha producido el episodio cardiovascular. Es precisamente en el ámbito de la predicción en el que se va a centrar su intervención en esta II edición del Salón Interacional de la Salud, donde pronunciará una conferencia sobre Patología cardiaca y marcadores cardiacos, en el marco de la Jornada de Laboratorio.

Juan José Badimón adelanta que son muchos los investigadores que llevan tiempo tratando de dar con el “silver bullet”, esto es, con el marcador sistémico que nos ayude a predecir con la mayor fiabilidad posible el riesgo de que una persona vaya a sufrir un evento cardiovascular. La existencia de este marcador permitiría iniciar el tratamiento adecuado concentrándose en aquella parte de la población que resultaría más beneficiada con él y haría posible modular la intensidad de ese tratamiento, logrando una mayor efectividad y una optimización del gasto.

El doctor indica que “tradicionalmente, estudios epidemiológicos han demostrado que existen una serie de factores que indicarían que un individuo es más proclive a sufrir estos episodios”, que no son otros que unos niveles altos de colesterol; la hipertensión; la diabetes/obesidad; el fumar y el sexo de la persona (los hombres son más proclives que las mujeres). Sin embargo, el investigador advierte que el hecho de tener el colesterol alto “no significa que se vaya a tener un infarto o una embolia”, y viceversa “que se tengan niveles bajos no excluye esa posibilidad”. De ahí que, en los últimos años, hayan aparecido estudios que van más allá, tratando de demostrar que existen otros marcadores de riesgo cardiaco a tener en cuenta, entre los cuales, el mejor situado es el que se refiere a los niveles de CRP (Proteína C Reactiva), por ser el que cuenta con más evidencias clínicas que lo apoyen.

Papel de los niveles de CRP. El estudio Jupiter

Se ha observado una relación entre los niveles incrementados de CRP y el riesgo de sufrir un evento o episodio cardiovascular, así como una relación beneficiosa asociada a la reducción de los niveles de esta proteína. El mayor problema es que todas las intervenciones o tratamientos que han demostrado una reducción de estos niveles de CRP (estatinas, glitazonas...) también inciden de forma positiva reduciendo el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. Por eso no está totalmente claro si es la bajada de los niveles de CRP lo que incide directamente en el desarrollo de la enfermedad o si es el control de otros factores (presión arterial, colesterol...), gracias a un tratamiento, lo que genera el resultado positivo.

En estos momentos, investigadores norteamericanos trabajan en el proyecto JUPITER, que según Juan José Badimón permitirá un mejor conocimiento del papel que juegan los niveles de Proteína C Reactiva a la hora de predecir el riesgo de padecer un evento cardiovascular. Y eso porque, según explica el doctor, sus responsables han reclutado sujetos con niveles “normales” de colesterol, lo que implica que el factor de riesgo a tener en cuenta serán los niveles de CRP. Durante 5 años, a una parte de estos individuos se les suministrará tratamiento a base de estatinas y a otros no. “Del resultado saldrá la respuesta”, asegura Badimón.

En su conferencia en el SIS, el doctor analizará los pros y los contras de varios de estos “marcadores de riesgo”, tanto los considerados clásicos como aquellos descritos más recientemente, con una atención especial a su rentabilidad: relación coste-beneficios. En su opinión, y a la espera de los resultados del estudio JUPITER, hay que seguir contando en primer lugar con los marcadores clásicos (Colesterol, Diabetes/Obesidad, Hipertensión, Tabaco y Edad/Sexo de la persona) y añadir después factores de riesgo inflamatorios como los niveles de Proteína C Reactiva. Y esto, por una razón: “la regla de los 5 clásicos permite determinar con fiabilidad el riesgo de sufrir un evento cardiovascular en el 80-85% de la población”. El CRP, con pruebas como la resonancia y otras técnicas de imagen no invasiva, “podría tenerse en cuenta en el 15-20% restante” que, teniendo un perfil de riesgo “aceptable” de acuerdo con los parámetros clásicos, podría tener una posibilidad real de sufrir un infarto o una embolia.

Apoyo incondicional al SIS

Juan José Badimón, que lleva 24 años viviendo lejos de España, apuesta por potenciar todas aquellas iniciativas que se desarrollan en su país “que cuenta con el potencial necesario para ser puntero en el campo de la investigación”. El director del Laboratorio de Investigación de Biología Cardiovascular del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai asegura que España ha avanzado mucho desde que el se marchó, pero apostilla que “todavía se puede mejorar”, con un apoyo extendido en el tiempo por parte de las autoridades.

Por eso respalda de forma incondicional el Salón Internacional de la Salud: “ya estuve en la primera edición -recuerda- y resultó fracamente bien”. “Lo que más me gusta del Salón, es su capacidad para arcercarse a las diferentes enfermedades desde un punto de vista multidisciplinario”, asegura. Gracias a la primera edición, en 2003, se logró que investigadores gallegos conociesen de primera mano el trabajo del doctor Badimón en Nueva York. El objetivo es que este año, la experiencia se repita.

En la Jornada de Laboratorio participaron también Jordi Ordóñez, del Servicio de Bioquímica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, y Miguel Santaló Bel, jefe de la Unidad de Semicríticos de este centro hospitalario, con ponencias centradas en el NT-proBNP. Ordóñez haló de los Aspectos bioquímicos, y Santaló Bel de la Evaluación clínica de la enfermedad cardiovascular. Eduardo Ripio Sevillano, jefe del Servicio de Bioquímica del Hospital Ramón y Cajal, analizó la relación Coste-eficacia del BNP desde el punto de vista del laboratorio, mientras Joseph Comín i Colet, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital del Mar de Barcelona, se centró en las aplicaciones clínicas del BNP en un servicio de Cardiología.
Gabinete de Comunicación SIS (Xunta de Galicia)