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El arzobispo de Santiago, pregonero de la Semana Santa de Vigo

Palabras de Monseñor Julián Barrio:

Vigo, en estos días, es toda ella una comunidad parroquial. Los Triduos al Cristo de la Fe, al de la Pasión, al de Nuestro Padre Jesús del Silencio y de la Virgen de la Amargura tensan las cuerdas del alma para acompasar el misterio. En el horizonte el Cristo de la Victoria. Vigo mira constantemente a Cristo. Todo es más de todos, más común, más sentido. Los grupos escultóricos se ofrecen como presencias para todos: Jesús entrando en Jerusalén, La Santa Cena, La Oración del Nazareno en el Huerto de los Olivos, la Flagelación, Nuestro Padre Jesús del Silencio: hombre cabal y señor de la historia, vacío de si mismo y lleno de Dios, El Cristo de la Fe, como expresión de una muerte corta en espera de una larga vida, suscitando la compasión y el amor de los penitentes; la Virgen de la Amargura recibiendo el afecto filial, la piedad y la solidaridad; y el Señor Resucitado. La Semana Santa es ese patrimonio espiritual que califica a la ciudad y de cuyo mantenimiento y conservación están encargados los mismos ciudadanos. Es ese conjunto de ritos y costumbres que todos aprendimos una vez y que ahora transmitimos a quienes vienen detrás para que en su momento, ellos hagan otro tanto. Son unos usos y modos que nos configuran como comunidad, de cuya conservación todos somos responsables.
- … no anuncio la festividad de un día, sino de toda una semana, la que en todo el mundo cristiano brilla con sacrosanto fulgor: SEMANA SANTA, lo que equivale a decir semana especialmente consagrada a Dios. Así fue entendida por muchas generaciones que en todas partes hicieron de estos días un paréntesis acotado para vivir más profundamente la fe en Jesucristo, creando un clima en el que la piedad impregnaba los sentidos, puertas del alma a fin de cuentas: ojos para ver y llorar, oídos para captar las notas del canto de la liturgia y de la piedad popular, percepción de aroma primaveral del monumento o de la cera que se consume generosa en estos días como si cada cristiano, al terminar la cuaresma, quisiera proclamar lo que desea ser: ¡Luz en el Señor!.
- Hay que buscar la esencia de las costumbres para custodiarla, sabiendo trascender todo cuanto es accesorio. Lo testimonial de la Semana Santa es que en determinados días, las cofradías salen y discurren por las calles de Vigo como un acto de fe de sus cofrades. “La procesión no es un paseo cívico, ni un acto cultural; es una catequesis dada y recibida en la elocuencia del silencio. Es un acto público de profesión de fe y de adhesión a sus misterios. Debería ser la renovación de todos los compromisos bautismales y sacramentales contraídos en la vida”. Lo demás es accesorio, es modificable, es lo que a veces conviene cambiar y adaptar a los tiempos para que lo esencial permanezca. Y lo esencial es facilitar el encuentro con Dios. Así la Semana Santa seguirá siendo algo vivo, algo que un día concreto se echa a la calle para seguir diciendo que, según tradición de siglos y siglos, aquí estamos un año más.
- Ya en el final de este pregón, me alegraré de haber sido este año el pregonero de la Semana Santa en Vigo. Sí, muy agradecido por haberme invitado a hacerlo y a todos los que en esta tarde han querido estar presentes aquí. Me doy cuenta de que hubiera bastado decir lisa y llanamente, con las palabras del ángel de la Resurrección: Ha resucitado, no está aquí. Pero los hombres seguimos necesitados de recuerdos. Escribía Dostoyewski: El hombre que acumula muchos recuerdos en su infancia, éste está salvado para siempre. Vivid apasionadamente vuestras tradiciones para que el niño de hoy, primavera de la vida y hombre del mañana, sepa encontrar, como dice San Juan de la Cruz, la fuente que mana y corre aunque es de noche. Caminemos con esperanza.


Arzobispado de Santiago de Compostela