Skip to main content

Misa de Bendición de las Candelas

El Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, preside el 2 de febrero en la Catedral de Santiago, a las 19.30h, la Misa de Bendición de las Candelas. La Iglesia celebra la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y por iniciativa del Papa, mira a la vida consagrada (congregaciones e institutos seculares) y a cada uno de sus miembros como un don de Dios al servicio de la humanidad. Por eso, el lema del Día de la Vida Consagrada indica “Buscando sólo, y sobre todo, a Dios”.

Precisamente, Monseñor Barrio en su última carta pastoral se dirige a los consagrados agradeciendo su compromiso con la Archidiócesis Compostelana y les invita a reflexionar sobre la comprensión de la vida consagrada, la innovación y originalidad y los rasgos de esta entrega. Así, respecto a la comprensión de la vida consagrada, nuestro arzobispo asegura que sólo puede comprenderse, más allá de la inteligencia o racionalidad, desde el amor a Dios. “La pobreza como disponibilidad a expropiarse de si mismo para acoger a Dios, la obediencia como deseo de que se haga su voluntad en la tierra como en el cielo, y la castidad como entrega de un corazón indiviso a él, son referencia de las consecuencias religiosas que entraña este estilo de vida que tiene su manifestación en la vida comunitaria como reflejo de la comunión del Dios trinitario, porque hechura de Dios somos”, explica refiriéndose a los tres votos de los consagrados. Recordando la homilía en el día de la Vida Consagrada de Juan Pablo II en el año 2003, Monseñor Barrio se refiere a la libertad interior para amar y servir solidariamente, como servicio de caridad en la clausura y en los hospitales, en las parroquias y en las escuelas, entre los pobres y emigrantes, en los nuevos areópagos de la misión.

Sobre la innovación y la originalidad, indica que “Dios sigue abriendo nuevos caminos de presencia que no debemos ignorar”. “La clave desde la que hay que interpretar la existencia cristiana y, dentro de ella, la Vida Consagrada, es la radical novedad de la inserción de Dios en la historia, la unión de una Persona divina con la condición humana, la redención y el comienzo de una nueva era, la plenitud de la revelación, la nueva visión de Dios y del hombre en su relación con él”, recordando también palabras de Julián Marías en su libro “La perspectiva cristiana”. Monseñor Barrio invita a cuidar las vocaciones con una pastoral adecuada, rezando y trabajando para que se siga acogiendo la llamada del Señor, pero sin paralizar nuestra esperanza y sin olvidar las características propias de la Orden, Congregación e Institución. “Es motivo de esperanza y de gozo interior comprobar como en los lugares en que hay presencia de vida religiosa floreciente, sobre todo por su calidad evangélica, el entorno social mejora porque la vida religiosa favorece siempre de manera importante el desarrollo humano, espiritual y social, llevando a los demás la esperanza que es fuente de amor y de servicio”.

Por último, Monseñor Barrio, recurriendo al libro del Apocalipsis, precisa los rasgos de la vida consagrada: el privilegio de la intimidad bienaventurada con el Señor; un grado superior de luz en la contemplación beatífica de Dios; y un estado de predilección. “La donación total de si mismo al servicio del Reino, el enamoramiento radical de Cristo y la conciencia de la predilección por parte de Dios que sólo su gracia puede iniciar, mantener y coronar en medio de la fragilidad natural, son dimensiones que configuran la vida de las personas consagradas”.

Termina su carta animando a los consagrados a vivir en la esperanza, buscando sólo, y sobre todo, a Dios.

Gabinete de Comunicación Arzobispado de Santiago de Compostela