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Conferencia que Mons. Angelo Amato en las V Jornadas de Teología

Tras hacer un recorrido por las significaciones de cultura y religión, Monseñor Angelo Amato recordó las palabras que Juan Pablo II pronunció en Santiago en 1982 afirmando que la historia de la formación de las naciones europeas ha ido a la par de su evangelización. Es el Cristianismo quien ha suscitado en la cultura europea una creatividad extraordinaria, en un continuo y renovado diálogo con el Evangelio, diálogo a veces conflictivo pero siempre fecunda, explicó el Arzobispo aludiendo al mensaje del Papa.
El 18 de junio de este mismo año, los jefes de Estado o Gobierno reunidos en Bruselas aprobaron el Tratado Constitucional, que sanciona la unidad política, cultura y económica de las 25 naciones que componen la unión europea, desconociendo sus raíces cristianas. Monseñor Amato aseguró que los valores a los que se hace referencia en el preámbulo y en las cuatro partes del Tratado son valores humanos y cristianos. Si se eliminaran las ciudades, las catedrales, las abadías, las casas y los libros de historia europea, todas las pinturas, las esculturas, los acontecimientos, los personajes y las iniciativas caritativas y sociales, que han tenido origen en las ideas y los valores cristianos, Europa se redescubriría pobre y desnuda, como una aldea arrasada, víctima de un cataclismo epocal. El Cristianismo es el árbol sano de los frutos de la civilización europea, dijo.
Nombrando personalidades como el historiador Franco Cardino, el jurista austriaco Paul Koschaker, Giovanni Reale, Romano Prodi y Federico Chabod, Monseñor Angelo Amato indicó a los participantes que no bastan principios constitucionales o económicos para crear al ciudadano europeo, si no hay raíces espirituales –principios y valores éticos- correspondientes a un espíritu político, entendido en el sentido alto platónico del debe ser.
Porque para el Arzobispo secretario de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, hace falta sacar del olvido contemporáneo dos fundamentos de las raíces espirituales de Europa recobrando el valor absoluto de la persona y la dimensión de los religioso cristiano.
Arzobispado de Santiago de Compostela