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Día de Galicia: el presidente de la Xunta invoca al Apóstol Santiago para conseguir la unidad de voluntades ante los desafíos que provoca la crisis

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, invocó al Apóstol Santiago para conseguir la "unidad de voluntades" ante desafíos como los que impone la "amenaza" de la crisis económica y advirtió de que en el contexto actual, "no es posible el aislamiento" y de que es necesario "unir valores de los antepasados con las exigencias contemporáneas" porque "la identidad no es inmovilismo". "Galicia tiene que conjugar lo que fue con lo que será", proclamó Feijóo durante su intervención como delegado regio en la tradicional Ofrenda Nacional al Apóstol en la Catedral compostelana, en la que demandó la intercesión del Santo para que ilumine a los gobernantes "para escuchar las inquietudes de la gente" y les dé "inspiración" para "alcanzar el bien común". "En cada desafío encontramos un camino que es necesario recorrer juntos, proclamó para insistir en que "Galicia es diversa" pero "equivocaría su camino si no fuese capaz de imaginar horizontes comunes".

En una intervención que conjugó el castellano y el gallego, el presidente de la Xunta afirmó que "en este mundo no es posible el aislamiento" y advirtió de que "no hay lugar para los pueblos ensimismados que alimentan pequeñas peleas domésticas", por lo que reclamó que el Apóstol sea "ejemplo de los que se sienten intranquilos". El delegado regio, que empleó citas de los gallegos Ramón Cabanillas y Xosé Manuel Álvarez y de Antonio Machado en su ofrenda, recordó que "no fue el miedo" lo que trajo a Galicia "las palabras" del Apóstol y añadió que "no fue la división la que labró un culto jacobeo, que empieza siendo gallego para acabar convirtiéndose en universal". "Este otro peregrino, que es nuestro país, contando con tu protección, no será tampoco víctima del miedo, ni de la división ni de la pequeñez", sentenció. Núñez Feijóo pidió al Apóstol que "mantenga su protección sobre la España democrática" que "une" a los ciudadanos "en un presente y en un futuro común" y que de "inspiración" a los gobernantes gallegos y a sus instituciones para que "sigan siendo una herramienta útil para alcanzar el bien común de todos".

Por otra parte, el delegado regio tuvo también palabras para la crisis económica, a la que comparó con "los males que afligieron a los antepasados", y recordó que esta situación "amenaza especialmente a las familias más débiles". Consecuentemente, Alberto Núñez Feijóo reclamó a Santiago Apóstol la "modestia suficiente" para "entender que la primacía tecnológica no siempre comporta superioridad moral" y pidió apoyo a la cooperación con los más pobres. Así, como "primer europeo", pidió ante el Apóstol "ánimo" para los dirigentes de la Unión Europea, para que "trabajen" con el objetivo de "extender el progreso y la democracia a aquellos pueblos que han quedado rezagados en el discurrir histórico"; y, como "primer emigrante", solicitó "ayuda" para ser "tolerantes y comprensivos" con "aquellos que tiene que abandonar sus orígenes en busca de nuevos horizontes". "Ellos son lo que nosotros fuimos", indicó. Núñez Feijóo comparó además la biografía del Apóstol con la de Galicia, "una historia de emigración, de sufrimiento y sacrificio en la que finalmente triunfa la entrega a los demás".

Durante su alocución, el delegado regio tuvo además un recuerdo para la lacra del terrorismo "cruel y asesino" que "queda como vestigio de aquellos tiempos en los que el español estaba condenado a ver como se 'helaba su corazón', parafraseando a Antonio Machado. En este sentido, Feijóo contrapuso esta situación a "la España de hoy", la "bandera de la libertad" y "el equilibrio armónico y justo entre comunidades" que permite "que las discrepancias enriquecedoras se resuelvan como en cualquier democracia". Núñez Feijóo demandó al Apóstol protección sobre España y sobre la Familia Real y reclamó que el Año Santo 2010 sirva para la "recuperación de los valores más auténticos del humanismo" y como punto en el que "la razón y la fe se den la mano como peregrinos en el camino que conduce a la libertad y la felicidad de los hombres".

El delegado regio aseguró ante el Apóstol sentirse "orgulloso" de "la generosidad", la "alegría" y "la entrega a las labores sociales" de la juventud, uno de los motivos que "permiten mirar el horizonte de la patria con optimismo". Así, explicó que "a pesar de vivir en un mundo nada fácil", la "gran mayoría de los jóvenes luchan con arrojo para mejorar su formación y ser útiles a los más desfavorecidos".

Al acto de la Ofrenda Nacional al Apóstol acudieron las principales personalidades de Galicia, entre las que estuvieron el ministro de Fomento, José Blanco, la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo; el delegado del Gobierno, Antón Louro; el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo; los ex presidentes de la Xunta Xerardo Fernández Albor y Manuel Fraga, y los conselleiros de la Xunta, entre otros. La Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago es una ceremonia que fue instituida en 1643 por Felipe IV y a lo largo de los años se mantuvo la tradición de que reyes, jefes de Estado o personalidades con las más altas responsabilidades invocaran al Patrón de las Españas los beneficios divinos para las tareas humanas.

Medallas de Oro de Galicia: Feijóo se confiesa "discípulo" de sus predecesores en la Xunta y elogia que "se elevaron de sus siglas partidarias"

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se presentó como "discípulo" de sus cuatro predecesores al frente del Gobierno autonómico de Galicia -Xerardo Fernández Albor, Fernando González Laxe, Manuel Fraga Iribarne y Emilio Pérez Touriño- tras su "valioso magisterio" y destacó el "acierto de políticos que se elevaron de sus siglas partidarias" y consiguieron alcanzar "el reconocimiento para siempre del pueblo" gallego. En su discurso, tras la entrega de las Medallas de Galicia a los cuatro ex presidentes de la Xunta, Feijóo contrapuso los políticos para los cuales "el sentimiento patriótico no es privativo de nadie", con aquellos para quienes "el mismo país está parcelado en minifundios irreconciliables que se miran con hostilidad". Así, realizó un alegato a favor del "galleguismo cordial" formulado por Ramón Piñeiro y el empeño por "hacer del galleguismo una casa común y no una divisa partidaria". "Elaborar una ideología en función del pueblo y no pretender que el pueblo se adapte a esta ideología es un principio tan hermoso como inteligente", reivindicó Feijóo, quien hizo extensivo el reconocimiento rendido en el Día de Galicia a los presidentes preautonómicos Antonio Rosón y Xosé Quiroga.

Ante los cuatro homenajeados, Feijóo defendió la "materia prima ideológica" del galleguismo "cordial" y resaltó que parte del "milagro laico" del que es "artífice" la sociedad gallega, se debe a su "insistencia" por hacer del galleguismo "una casa común y no una divisa partidista". "Por acción, devoción y convicción, los cuatro mandatarios simbolizan la galleguidad que rechazó la resistencia estéril", aseguró el jefe del Ejecutivo autonómico, convencido de que, precisamente de acuerdo con este principio, Fernández Albor, González Laxe y Fraga merecen "la tripla distinción" como ex presidentes de Galicia, políticos españoles que contribuyeron "a asentar una idiosincrasia autonómica solidaria, y como figuras del europeísmo".

Núñez Feijóo pronunció su intervención tras el discurso del ex presidente Manuel Fraga, que habló en nombre de los cuatro homenajeados y manifestó "su confianza" en su sucesor al frente del PPdeG. El acto contó con una amplia representación de la sociedad gallega. También estuvieron presentes los miembros del Ejecutivo autonómico, la presidenta del Parlamento gallego, Pilar Rojo, y el delegado del Gobierno, Antón Louro, entre otras autoridades.

Por su parte, el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, fue el encargado de leer el Decreto por el que la Xunta concede las Medallas de Oro de Galicia 2009 otorgadas a los cuatro ex presidentes autonómicos para reconocer su trabajo "por una Galicia plural y moderna" en un acto que arrancó con puntualidad, a las 19.30 horas, y que se prolongó durante menos de una hora.

Fernández Albor, de 91 años de edad, fue presidente de la Xunta desde enero de 1982 hasta 1987, cuando el socialista Fernando González Laxe lo relevó mediante una moción de censura. En la actualidad es asesor del Consello Consultivo de Galicia.

González Laxe, de 57 años de edad, presidió el tripartito gallego hasta que el PP ganó las elecciones gallegas de 1989. Licenciado en Ciencias Económicas, en la actualidad es presidente del organismo público Puertos del Estado.

Manuel Fraga, de 86 años de edad, fue quien lo sustituyó en 1990 al frente de la Xunta, cargo que ostentó durante casi 16 años hasta que perdió la mayoría absoluta en junio de 2005. En la actualidad, el presidente fundador del PP es senador.

Emilio Pérez Touriño, de 60 años de edad, presidió durante casi cuatro años el Gobierno bipartito con el BNG, hasta las pasadas elecciones del 1 de marzo, en las que el PP recuperó la mayoría absoluta. En la actualidad, este doctor en Ciencias Económicas conserva su acta de diputado por la provincia de Pontevedra.
R.