Skip to main content

Año Santo 2010: el presidente de la Xunta pide ayuda al Apóstol Santiago para generar entendimiento y superar los desafíos desde la unidad de los gallegos

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, ha pedido la intercesión del Apóstol Santiago para generar entendimiento y paz en todo el mundo y poder así superar los desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Durante su intervención como delegado regio en la ceremonia de Traslación de los restos del Apóstol, celebrada en la catedral de Santiago, Núñez Feijoo dijo que, al igual que en el pasado, el peregrino de nuestro tiempo busca en el Apóstol «consuelo, esperanza y afianzar el vínculo que los haga partícipes de una obra colectiva».

Afirmó que los avances tecnológicos, el bienestar o la conquista de la libertad, «son logros necesarios pero insuficientes, porque ninguno da una respuesta plena a las necesidades de la gente». Esa carencia, indicó el presidente gallego, «se acentúan en momentos de dificultad», y por ello dijo que, a las puertas del año santo 2010, «esos lazos capaces de anudar en una energía común a hombres y mujeres, se ha convertido en un requisito imprescindible para afrontar los desafíos de nuestros tiempos». «La España que quiere seguir avanzando hasta llegar a la madurez democrática, precisa afianzar una unidad solidaria entre su rica diversidad de territorios; y esa Europa que tuvo y tiene su arteria principal en Tu Camino, debe seguir dando pasos hacia una mayor integración política y económica», afirmó el máximo mandatario gallego.

Destacó durante la ofrenda que a escasas horas de entrar en el año santo 2010, Galicia «vuelve a ser un punto de referencia, quiere ser un faro capaz de orientarnos en medio de la penumbra, y ofrecernos una respuesta al hombre y la mujer de hoy». «Gracias a Ti -dijo-, Galicia es de nuevo un centro, un principio y un destino», y agregó que «este país acogedor y abierto al mundo, sigue necesitando de Tu intercesión para no caer en la inquietud, y ver en la unidad la garantía de su fuerza».

En su homilía, el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, que presidió la ceremonia, aludió a la actual «crisis de valores» de la persona.
«Frente al drama moral, social y cultural de la crisis de valores que padecemos -dijo el arzobispo-, la propuesta cristiana es hacer presente la grandeza humana, fundada en la verdad, en la fraternidad y solidaridad con los agobiados por las diferentes clases de pobrezas y en el compromiso con la defensa de la vida y de la paz». En palabras de Julián Barrio, puso como ejemplo al Apóstol Santiago, en un momento, subrayó, «en que hay un esfuerzo enfermizo por eliminar a Dios de nuestro horizonte».

La ceremonia religiosa de la Traslación tiene lugar todos los días 30 de diciembre. En ella se simboliza el traslado de los restos del Apóstol Santiago desde el puerto de Jaffa, en Jerusalén, hasta las costas gallegas, donde fueron desembarcados en el muelle de Iria Flavia, en el municipio coruñés de Padrón. Desde allí, la leyenda dice que fue llevado, con el apoyo de la reina Lupa, en un carro tirado por bueyes hasta donde al azar detuvo la comitiva con el cuerpo del hijo de Zebedeo para ser enterrado. Después del olvido, el lugar fue descubierto por un eremita en 813 y en 1109 el rey Alfonso VI hizo la primera ofrenda, que se institucionalizó en 1642, bajo el reinado de Felipe IV.

Como es tradicional, antes de la ceremonia religiosa, en la Plaza del Obradoiro se congregaron las principales autoridades políticas, militares y de la judicatura de Galicia. Como delegado regio, y antes de acceder a la catedral compostelana, el presidente de la Xunta pasó revista a la tropa que rindió honores.

Nota de prensa remitida por el Gabinete de Comunicación del Arzobispado de Santiago de Compostela:

Con motivo de la Solemne Apertura del Año Santo Compostelano, el Arzobispo de Santiago, Julián Barrio, pide que las campanas de las iglesias de la Archidiócesis suenen al unísono, el día 31 de diciembre, a las 16.30h., para anunciar a todos los diocesanos el comienzo de este tiempo de gracia. De este modo, más de 1000 campanas recordarán el comienzo del Año Santo a todos los que forman la Iglesia Particular de Santiago de Compostela, que se unirán en la celebración festiva de la Apertura de la Puerta Santa.

Nota de prensa remitida por el Gabinete de Comunicación de la Xunta de Galicia:

O presidente da Xunta, Alberto Núñez Feijóo, pediu a protección do Apóstolo Santiago para os miles de peregrinos que acudirán a Santiago en 2010, con motivo do Ano Santo, e destacou que Galicia se converterá, de novo, “nun centro, un principio e un destino”. Así o sinalou, este mediodía, o mandatario galego quen presentou, en nome da Súa Maxestade El-Rei, a Ofrenda Nacional da cerimonia conmemorativa da Translación dos restos do Apóstolo Santiago.

“Quero ser un voceiro das súas inquedanzas e traerchas aquí para engadilas, neste santo lugar, ao sentimento e ás pegadas desa humanidade peregrina”, engadiu Feijóo ante a imaxe do Apóstolo a quen tamén lle pediu que a súa axuda “chegue a todos os galegos e españois e se estenda a todo o mundo, xerando o entendemento e maila paz” e lle demandou as súas bendicións “para o noso Monarca e a súa familia, garantes do milagre democrático da España moderna”.

Na súa intervención, o presidente da Xunta remarcou que Galicia, “país acolledor e aberto ao mundo”, segue a precisar da intercesión do Apóstolo “para non caer no desacougo e ver na unidade a garantía da súa forza”. “Durante moitos séculos –dixo dirixíndose ao Santo-, a túa Catedral e o teu sartego foron os grandes símbolos comúns de Galicia. Os galegos de lugares afastados, illados pola orografía, pensaban en Santiago para sentírense parte dun mesmo pobo. A túa presenza deulle corpo e espírito á nacente idea de galeguidade. E así –continuou-, os galegos coñeceron un país fermoso, rexo e harmónico, coma a fachada do Obradoiro; íntimo e profundo, como a praza da Quintana e a súa torre Berenguela; espléndido e emocionante, como o Pórtico da Gloria; maxestoso e paternal como a túa imaxe. Viron, en fin, na catedral o lar que dá a todos acubillo e un xermolo do que xa é unha Galicia forte, democrática e autogobernada”. “Acabado ese soño –insistiu o presidente galego-, cómpre non esquecer que nin a túa casa é imaxinable esgazada en anacos diferentes, nin a túa terra se concibe sen a unidade dos seus homes e mulleres”.

O mandatario autonómico tamén se referiu ás múltiples dificultades que sufriu a humanidade ao longo da súa existencia, dificultades, lembrou, ás que sempre foi capaz de sobrepoñerse coa axuda de impulsos espirituais como os que emanan do milagre xacobeo. “Ti sinalácheslle a razón do consolo nas súas tribulacións, a esperanza no porvir e un arraigado sentimento de pertenza a unha comunidade global”, dixo Feijóo invocando ao Apóstolo; “a mesma que te trouxo a estas terras compostelás; a mesma, en fin, que che outorga un padroado que supera todas as fronteiras”, remarcou.

“Ás portas do 2010, eses lazos capaces de xuntar nunha enerxía común a homes e mulleres diversas téñense convertido nun requisito imprescindible para afrontar os desafíos dos nosos tempos”, afirmou o presidente galego, quen lembrou que a España que quere seguir avanzando ata chegar á madurez democrática “precisa afianzar unha unidade solidaria entre a súa rica diversidade de territorios”.

Na mesma liña, avogou por que Europa siga dando pasos cara a unha maior integración política e económica e por que a Comunidade Internacional faga honor ao seu nome e mancomune solucións a problemas de diversa índole.

“Esa rede de vínculos necesariamente ha de asentarse tamén na cultura e na espiritualidade”, remarcou Feijóo. De aí “que a celebración do Ano Santo chegue nun momento especialmente oportuno”, agregou lembrando que, como sucedeu en outras épocas, Galicia volverá ser en 2010 “un punto de referencia e un faro capaz de orientarnos en medio da penumbra e ofrecernos, desde este templo, unha resposta ao home e á muller de hoxe”, concluíu.

Discurso del presidente de la Xunta de Galicia:

"Señor Santiago. Para llegar ante Vuestra presencia, hemos recorrido el mismo trayecto que han hecho multitudes de gentes anónimas. Una humanidad perteneciente a todas las épocas de la Historia, tras llegar exhausta a la plaza del Obradoiro, contempló extasiada la fachada catedralicia, atravesó el Pórtico de la Gloria y se postró ante Vos. Los rezos políglotas que oísteis, la emoción que os transmitieron los peregrinos, sus penas y anhelos, forman parte de estos muros. Hoy nos acompañan en esta ofrenda, en la que tengo el honor de ostentar la representación de Su Majestad el Rey Juan Carlos Primero de España.

Todos aquellos hombres y mujeres que aquí mezclaban sus nacionalidades, buscaban en Vos consuelo, esperanza y un vínculo que los hiciera partícipes de una obra colectiva. Es lo mismo que añora el peregrino de nuestro tiempo. Los avances tecnológicos, el bienestar o la conquista de la libertad, son logros necesarios pero insuficientes porque ninguno da una respuesta plena a las necesidades de la gente.

Esa carencia se acentúa en estos momentos de dificultad. Vuestra santa memoria tendrá registrados instantes similares en el discurrir de la historia. Guerras, catástrofes, hambrunas, epidemias. Un amplio catálogo de penurias que parecían presagiar una catástrofe irreversible. Sin embargo, mirando hacia atrás, observamos que han quedado como capítulos aislados en la larga biografía del ser humano.

Nuestros antepasados fueron capaces de sobreponerse, gracias a impulsos espirituales como el que emana del milagro jacobeo. Vos les regalasteis consuelo en sus tribulaciones, esperanza en el porvenir y un sentimiento de pertenencia a una comunidad global, la misma que Vos abarcasteis en Vuestras predicaciones; la misma que os trajo a este solar compostelano; la misma, en fin, que Os permite un patronazgo que supera todas las fronteras.

A las puertas del 2010, esos lazos capaces de anudar en una energía común a hombres y mujeres diversos, se ha convertido en un requisito para afrontar los desafíos de nuestros tiempo. La España que habéis visto crecer hasta llegar a esta madurez democrática, precisa afianzar una unidad solidaria entre su rica diversidad de territorios. Esa Europa que tuvo y tiene su arteria principal en Vuestro Camino, no puede detener sus pasos hacia una mayor integración política y económica. La Comunidad Internacional ha hacer honor a su nombre para mancomunar soluciones a problemas de diversa índole.

Esa red de vínculos ha de basarse también en la cultura y la espiritualidad. De ahí que la celebración del Año Santo llegue en un momento especialmente oportuno. Como sucedió en otras encrucijadas de la Historia, Galicia vuelve a ser un punto de referencia, un faro capaz de orientarnos en medio de la niebla, una respuesta al hombre y la mujer de hoy que sienten su personalidad incompleta.

Noso Señor Santiago. Grazas a Vos, Galicia é de novo un centro, un principio e un destino. As suas xentes volven a compartir con todo o mundo o tesouro que aquí chegou coa Traslación que conmemoramos. Fanno coa mesma convicción que o fixeron os nosos antepasados: sabendo que hai un Camiño espiritual moito mais longo que o xeográfico, sen limites no tempo nin no espazo, un Camiño que compre percorrer para que os homes de hoxe se atopen consigo mesmos.

Este país hospitalario e aberto ao mundo, sigue a precisar da Vosa intercesión para non caer no desacougo, e ver na unidade a garantía da sua forza. Durante moitos séculos, Santo Apóstolo, a Vosa Catedral e o Voso sartego foron os únicos símbolos comúns de Galicia. Os galegos de lugares distantes, illados pola orografía, pensaban en Santiago para sentirse parte dun mesmo pobo. A Vosa presenza deulle corpo i espiritu á nacente idea da galeguidade.

E así, os galegos imaxinaron un país fermoso e armónico coma a fachada do Obradoiro, intimo como a Quintana, espléndido como o Portico da Gloria, maxestuoso e paternal como a Vosa santa imaxe. Viron, en fin, na catedral un anticipo do que sería unha Galicia democrática e autogobernada. Acadado ese anceio, compre non esquecer que nin a vosa casa é imaxinable esgazada en trozos diferentes, nin a nosa terra se concibe sen a unidade dos seus homes e mulleres.

No limiar deste Xacobeo 2010, pido humildemente para eles a Vosa protección. As suas inquedanzas tamén están aquí, na compaña do sentimento que neste santo lugar quedou despois do paso desa humanidade peregrina. Solicito que o amparo apostólico chegue a todos os españois, e se extenda a todo mundo, inspirando o entendemento e maila paz. E prego as Vosas bendicións para o noso Monarca e sua familia, garantes do milagre democrático da España moderna".

Fotografías: Gabinete de Comunicación da Xunta de Galicia (http://www.xunta.es)
R.