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Xacobeo 2010: el Papa Benedicto XVI pide a Europa que se abra a Dios y centra sus palabras en el laicismo y el Camino de Santiago

En su homilía en la Praza do Obradoiro de Santiago de Compostela alertó de la "tragedia" que supuso en Europa que se "afirmase y divulgase" la convicción de que Dios es el "antagonista" del hombre y el "enemigo" de su libertad, cuando en realidad es "el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de su libertad, no su oponente". Su mensaje incidió en que, por tanto, no se le puede arrinconar en el ámbito privado, sino que hay que "abrirse" a Él. "¿Cómo es posible que se haya hecho silencio público sobre la realidad primera y esencial de la vida humana?", se ha preguntado el Santo Padre, antes de insistir en lo "necesario" que resulta que Dios vuelva a "resonar gozosamente" bajo los cielos de Europa. "Que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano, que no se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios", ha añadido Benedicto XIV en el corazón de la celebración eucarística, que se prolongó durante algo menos de dos horas.

La defensa de las raíces cristianas de Europa marcaron una homilía en la que el Sumo Pontífice ensalzó el Camino de Santiago y el significado de la peregrinación, así como del "genuino" espíritu jacobeo. "Quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con Dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria", aseguró. Ante el silencio solicitado y atento de los fieles y tras llamar a "abrirse" a Dios, en ningún caso "enemigo" de la libertad del hombre, aprovechó también para proclamar la "gloria del hombre", pero también advertir "de las amenazas a su dignidad por el expolio de sus valores y riquezas originarios, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres".

Si bien la homilía fue el momento más esperado y el que los fieles concentrados en el Obradoiro vivieron con mayor intensidad, hubo más instantes cargados de emotividad en una celebración eucarística que se arrancó con unos 25 minutos de retraso sobre lo previsto -aproximadamente a las 18.55 horas- y que se prolongó durante casi dos horas.
El Papamóvil salió del Palacio Arzobispal unos diez minutos antes de empezar la misa y fue recibido con "vivas" y gritos enfervorizados de miles de fieles que, en algún caso, habían hecho cola durante horas para poder vivir en primera persona la celebración eucarística del Sumo Pontífice en esta visita pastoral a la comunidad gallega. Las campanas de las iglesias de la ciudad marcaron su punto de inicio. "¡Viva el Papa! ¡Viva Benedicto!" o "¡Se nota, se siente, el Papa está presente!" fueron algunas de las proclamas que se escucharon esta tarde ante la Catedral compostelana, espectadora de piedra de la celebración eucarística que Benedicto XVI arrancó recordando que ésta es su "primera" visita a Santiago -también la primera que realiza un Papa en Año Santo- e insistió en que lo ha querido hacer "como un peregrino más".

El Santo Padre agradeció sus palabras de bienvenida al Arzobispo de Santiago -a quien el Santo Padre entregó un cáliz como recuerdo de su peregrinación- e introducir la celebración, acometió el acto penitencial, después del que coro y orquesta entonaron el Kyrie. A continuación, llegó el turno de las dos lecturas, la primera de ellas leída en gallego y la segunda en castellano. El propio Benedicto XVI utilizó ambos idiomas, así como el latín, durante sus intervenciones en la celebración y ya el momento de su llegada a la capital gallega había pronunciado unas palabras de saludo en gallego. La aclamación al Evangelio y la entonación del 'Aleluya' fueron dos momentos muy emotivos, como también lo fue cuando el Papa dio la paz a los concelebrantes y diáconos.

Tras la comunión y la bendición final, llegó el momento de la despedida que se resolvió con un sonoro aplauso de los asistentes. Posteriormente, su Santidad mantuvo un breve encuentro con el líder del PP, Mariano Rajoy, antes de partir de nuevo hacia el aeropuerto de Lavacolla y volar hacia Barcelona. La lluvia respetó al Sumo Pontífice y la lluvia no hizo acto de presencia en ninguno de sus actos en la capital gallega.

Las referencias al laicismo y la necesidad de reevangelizar Europa, al Camino y la peregrinación y a la crisis, han centrado las distintas intervenciones que el Papa Benedicto XVI ha realizado durante su primera visita a Galicia, donde ha estado como "peregrino" para "confirmar en la fe" a sus "hermanos". Así, en su intervención en la homilía de la Eucaristía celebrada en la Praza do Obradoiro de Santiago, Su Santidad ha recordado la necesidad de que "Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa" y que la "palabra santa" no "se pervierta haciéndola servir a fines que le son impropios". "Es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente bajo los cielos de Europa, que esa palabra no se pronuncie jamás en vano", ha afirmado el Santo Padre en una intervención en la cual también apeló a que "Europa ha de abrirse a Dios y salir a su encuentro".

Al mismo tiempo, Benedicto XVI, que empleó el gallego en algunos pasajes de sus intervenciones, ha considerado una "tragedia" que en Europa, "sobre todo en el siglo XIX", se "afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y enemigo de su libertad". Así, ha advertido de "las amenazas a la dignidad" del hombre "por el expolio de sus valores y riquezas originarias, por la marginación o la muerte infligidas a los más débiles y pobres". En la misma línea, antes de su llegada a Santiago, el Santo Padre se había dirigido a los periodistas que viajaban con él en el avión advirtiendo de que España ha desarrollado en los últimos años "un laicismo, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años 30" -etapa de la segunda República española-.

El primer Papa peregrino llegó, poco antes de las 11.30 horas, a la nueva terminal del aeropuerto de Lavacolla, entre una densa niebla que, en un primer momento, hizo temer que el avión de Alitalia en el que viajaba junto a su séquito no pudiese aterrizar. Unos minutos antes que él tomó tierra la aeronave que transportaba a los Príncipes de Asturias. En la primera ocasión que Benedicto XVI pisa suelo gallego, el Papa fue recibido por unas 500 personas -invitadas para la ocasión- con banderas de Galicia y de El Vaticano, que coreaban consignas como "Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí" y aplaudían a Su Santidad. Una vez en la tribuna, el Santo Padre ha saludado a las autoridades, entre las que se encontraba el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba; los ministros de Fomento y Justicia, José Blanco y Francisco Caamaño, respectivamente; el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la jefa del Parlamento gallego, Pilar Rojo; y numerosos cargos eclesiásticos.

Feijóo agradece al Pontífice "el éxito" del Año Santo y proclama que "el mundo estuvo en Galicia"

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha mostrado su "agradecimiento" al apoyo del Santo Padre para el "éxito" de este Año Santo y proclama que, gracias a esta visita, "el mundo estuvo en Galicia". Pasados unos minutos de las 21.00 horas, el jefe del Ejecutivo autonómico compareció ante los medios de comunicación para "agradecer a la figura del Santo Padre" su visita a Galicia que contribuye al "éxito" que ya está siendo el Año Santo, ha dicho. Asimismo, ha hecho extensivo su agradecimiento a los miembros de la Casa Real que han apoyado este evento tanto este sábado, con la presencia de los Príncipes de Asturias, como el propio día del patrón, el 25 de julio, en que fueron Sus Majestades los Reyes.

En este capítulo de gracias, también ha recordado a todas las comunidades autónomas que pasaron por Santiago de Compostela en este Año Santo, así como a la Delegación del Gobierno y a los ayuntamientos por el "éxito colectivo en este día histórico para Galicia". "Esperamos más de 20 años para volver a recibir a un Sumo Pontífice, lo hicimos con alegría, con orgullo, como un pueblo abierto y dialogante", ha manifestado Feijóo en la primera valoración del Gobierno gallego tras concluir la visita papal y en una intervención que no dio lugar a preguntas.

Para Feijóo, si bien hace 28 años Juan Pablo II convirtió a Galicia en "capital espiritual de Europa", hoy Benedicto XVI, ha afirmado, "viene a continuar este título" y a lanzar el mensaje de que "Compostela y Galicia son un lugar de encuentro". "Un lugar donde se pudo comprobar que sabemos recibir y sabemos ser agradecidos para un visitante tan ilustre, para el peregrino más ilustre", ha recalcado.

El jefe del Ejecutivo gallego dedicó buena parte de su intervención a recordar a los emigrantes. "Creo que hoy todos los gallegos que viven en cualquier lugar del mundo se sienten orgullos de su tierra", ha proclamado el dirigente autonómico, quien ha sentenciado: "Galicia está acostumbrada a tener muchos gallegos por el mundo y hoy el mundo estuvo en Galicia". Al respecto, ha certificado que "durante unas horas", la Comunidad gallega ha sido "el centro del mundo" y, en este sentido, confía en que sirva de "estímulo y revulsivo" para este momento de dificultades económicas y de "cierta desesperanza".

Por otro lado, Feijóo quiso trasladar al pueblo gallego un agradecimiento y ha expresado que "todos se sienten muy orgullosos" por el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, de los efectivos de Protección Civil y de los sanitarios del 061.
Finalmente, no quiso dejar escapar la ocasión para destacar el "extraordinario trabajo" en la retransmisión de la Compañía de Radio Televisión de Galicia y subrayó la "calidad" de la realización y profesionalidad de los trabajadores.

Palabras del Papa Benedicto XVI en la Praza do Obradoiro de Santiago de Compostela:

"Señores Cardenales,
Queridos Hermanos en el Episcopado,
Distinguidas Autoridades,
Queridos sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas,
Queridos hermanos y hermanas,
Amigos todos

Agradezo a Monseñor Xulián Barrio Barrio, Arcebispo de Santiago de Compostela, as amables palabras que agora me ten dirixido e ás que correspondo compracido, saudándovos a todos vós con afecto no Señor e dándovo-las gracias pola vosa presencia neste lugar tan significativo.

Peregrinar no es simplemente visitar un lugar cualquiera para admirar sus tesoros de naturaleza, arte o historia. Peregrinar significa, más bien, salir de nosotros mismos para ir al encuentro de Dios allí donde Él se ha manifestado, allí donde la gracia divina se ha mostrado con particular esplendor y ha producido abundantes frutos de conversión y santidad entre los creyentes. Los cristianos peregrinaron, ante todo, a los lugares vinculados a la pasión, muerte y resurrección del Señor, a Tierra Santa. Luego a Roma, ciudad del martirio de Pedro y Pablo, y también a Compostela, que, unida a la memoria de Santiago, ha recibido peregrnos de todo el mundo deseosos de fortalecer su espíritu con el testimonio de fe y amor del Apóstol.

En este Año Santo Compostelano, como Sucesor de Pedro, he querido yo también peregrinar a la Casa del Señor Santiago, que se apresta a celebrar el ochocientos aniversario de su consagración, para confirmar vuestra fe y avivar vuestra esperanza, y para confiar a la intercesión del Apóstol vuestros anhelos, fatigas y trabajos por el Evangelio. Al abrazar su venerada imagen, he pedido también por todos los hijos de la Iglesia, que tiene su origen en el misterio de comunicación que es Dios. Mediante la fe, somos introducidos en el misterio de amor que es la Santísima Trinidad. Somos, de alguna manera, abrazados por Dios, transformados por su amor. La Iglesia es ese abrazo de Dios en el que los hombres aprenden también a abrazar a sus hermanos, descubriendo en ellos la imagen y semejanza divina, que constituye la verdad más profunda de su ser, y que es origen de la genuina libertad.

Entre verdad y libertad hay una relación estrecha y necesaria. La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad. No se puede vivir una sin otra. La Iglesia, que desea servir con todas sus fuerzas a la persona humana y su dignidad, está al servicio de ambas, de la verdad y de la libertad. No puede renunciar a ellas, porque está en juego el ser humano, porque le mueve el amor al hombre, "que es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (Gaudium et spes, 24), y porque sin esa aspiración a la verdad, a la justicia y a la libertad, el hombre se perdería a sí mismo.

Dejadme que desde Compostela, corazón espiritual de Galicia y, al mismo tiempo, escuela de universalidad sin confines, exhorte a todos los fieles de esta querida Archidiócesis, y a los de la Iglesia en España, a vivir iluminados por la verdad de Crist, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos.

Que la alegría de sentiros hijos queridos de Dios os lleve también a un amor cada vez más entrañable a la Iglesia, cooperando con ella en su labor de llevar a Cristo a todos los hombres. Orad al Dueño de la mies, para que muchos jóvenes se consagren a esta misión en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada: hoy, como siempre, merece la pena entregarse de por vida a proponer la novedad del Evangelio.

No quiero concluir sin antes felicitar y agradecer a los católicos españoles la generosidad con que sostienen tantas instituciones de caridad y de promoción humana. No dejeis de mantener esas obras, que benefician a toda la sociedad, y cuya eficacia se ha puesto de manifiesto de modo especial en esta crisis económica, así como con ocasión de las graves calamidades naturales que han afectado a varios países.

Con estes sentimentos, pídolle ao Altísimo que vos conceda a todos a ousadía que tivo Santiago para ser testemuña de Cristo Resucitado, e así permanezades fieis nos camiños da santidade e vos gastedes pola gloria de Deus e polo ben dos irmáns máis desamparados. Moitas gracias".

Fotografías: Carlos Rodríguez Arias
R.